lunes, 5 de agosto de 2019

Para la pena

Tengo una angustia en el pecho del tamaño de la luna, le dije a mi padre, buscaba consuelo en sus palabras para calmar mis ansias.

Lo que daría hoy por ese abrazo de mil días sin verte, pero callo mis palabras porque más tarde se me pasan. 

Hacer un lazo perfecto en mi tráquea, aguantar el dolor, no llorar, pausar mi voz, no gritar, que nadie me escuche solo la vida clamando piedad. 

¿Después de la muerte existirá el dolor? 

¿A dónde van aquellos que huyen por qué no pueden más?

Escribir sana el alma, me calma y libera, al menos por un instante.

Al menos hasta mañana. 

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