lunes, 24 de agosto de 2015

Café como tus ojos.

El café amargo de media noche se vuelve lo más dulce del día, 
sorbo por sorbo como si fuese un respiro se va agotando cada gota y lloran por dentro. 


Se siente un vacío y todo se vuelve frio, 

siento la brisa y tiemblo, 
parpadeo y todo entre mis 5 dedos se congela. 


El café se había ido, y con él, se había llevado la calidez de una sonrisa, 

tal vez la más sincera en muchos años de delirios. 


Tal vez el eco de sus risas aún resuenen entre todas esas cuatro paredes, 

donde fueron todo engañando al tiempo cuando siempre habían sido suyos. 


El latir de sus corazones se hizo como el humo de muchos cigarros acumulados en un mes, 

denso y duro. 


- ¡Te descubrí! -dijo ella entre risas-

- ¿Qué descubriste? 
- Tu corazón late más rápido cuando lo toco. 


Lo sabían y lo arruinaron, 

38 días contó ella con sus dedos,
perdida entre aquellos ojos cafés en el vaivén de sus embestidas, 
y el... sonrió para sus adentros. 


Escribe tu párrafo aquí a tu antojo, o bésame el cuello y no te detengas, también puedes levantarme cada mañana con un susurro, o ahogarte en tus pensamientos para concluir que somos distintos.



Pero mejor quédate. 

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