Entre paredes grises,
puedo oírlo todo, menos mis pensamientos
no quiero, no debo, no puedo, no.
Despierto cada mañana con el mismo
sentimiento de nuleza de hace un tiempo atrás
con las mismas ganas de nada,
con la mirada perdida.
La distorsión se está volviendo parte
de mi rutina, andar con la cabeza abajo
o simplemente mirando por la ventana.
La nada hoy es mi amiga.
Nada, me oye.
Nada, me entiende.
Nada, me consuela.
Nada, no hay nada.
Nada me susurra cada noche.
Nada me acompaña, vela mis sueños
pero al despertar.. no hay nada.
Nada, no está.
Pero nada, existe.